Y es que, seguro que has escuchado muchas veces que según la forma de vestir somos de una manera u otra. Que la ropa no solo dice que tipo de prendas nos gustan si no también que son un reflejo de nuestra personalidad. O por ejemplo, la música que escuchamos, los gestos a la hora de hablar o nuestras aficiones son un buen espejo de cómo somos por dentro. Pues también el cómo te sientas en el sofá., ¿no lo sabías? te damos algunas pistas…
Postura erguida. Aunque a la hora de sentarse en un sofá no es la mejor, ya que debemos tener la espalda recta, es inevitable que poco a poco adquiramos una postura erguida. Pues bien, debes saber que si esta es tu postura refleja una fuerte personalidad y una persona satisfecha con su vida.
Sentado con la cabeza ladeada. Si eres de las personas que se sienta en el sofá y no tarda nada en ladear la cabeza este es un símbolo de tranquilidad, calma y sosiego. De persona conformista, capaz de desconectar rápidamente de los problemas del día a día. Una persona conformista y que aprecia los detalles mínimos de la vida.
Apoyado en el reposabrazo. Si eres de las personas que decide apoyarse en el reposabrazos y dejarse caer sobre él nada más sentarse en el sofá cama es síntoma de que es una persona que tiende a la tristeza, melancólica con cierta facilidad a caer en estados tristes sin tener porque ello significar algo de más importancia, ¡ojo!
Inclinado hacia atrás. Esta postura se asocia a personas observadoras, esas que además se fijan en detalles que pasan desapercibidos por el resto. Les gusta mirar, fijarse en matices, preguntar, aprender, curiosear y con unas ganas innatas de no dejar de aprender cosas nuevas nunca.
Sentado arrodillado. No te sientas nunca arrodillado en el sofá porque de lo contrario éste podría tener los días contados ya que la base poco a poco se va a hundir. Si no lo puedes evitar, debes saber que sentarse arrodillado dice mucho de ti, que eres una persona tremendamente soñadora, activa, con ideas y proyectos en mente y que no deja relajarse nunca a su cabeza.
La postura de la joroba. Cuando echamos los hombros hacia delante no solo perjudicamos la salud de nuestra espalda, sino que también delata que somos personas que vivimos en continuo cansancio, estrés y desmotivación posiblemente por un hecho puntual que debemos corregir.
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