Frente a la sudoración y la humedad es importante mantener nuestra higiene personal y lavar nuestra ropa con frecuencia para evitar la concentración de malos olores. No obstante, cuando se trata de la cama o del sofá cama solemos descuidar más su cuidado, con el riesgo que ello supone para la salubridad de quienes los usan. Lavar las almohadas y cojines debe estar en la rutina semanal de tu hogar.
Tal y como hemos comentado en anteriores ocasiones, la primavera es una época realmente perjudicial para aquellas personas que padecen determinadas alergias. Los cambios bruscos de temperatura y la humedad del exterior provocan que sudemos durante la noche y que nuestras almohadas, cojines, colchones, sábanas o fundas nórdicas no presenten el estado de sequedad que deberían tener. Esta situación se convertirá en el mejor caldo de cultivo para la proliferación de los ácaros, que se alimentarán de las células de piel y del sudor desprendido durante la noche. Lavar bien las almohadas de nuestra cama y los cojines de nuestro sofá ayudará a eliminar ácaros, polvo y bacterias. Pero, ¿cómo debemos hacerlo?
1. Sacar las almohadas/cojines de las fundas: En el caso de que estuviesen dentro de un protector de almohadas, sería necesario extraerle éste también.
2. Revisar las almohadas/cojines: Con la intención de que las costuras no tuviesen rasgaduras u hoyos. Si presentasen algún tipo de ruptura, sería necesario coserlas antes de proceder a su lavado.
3. Lavar de dos en dos: A la hora de lavar nuestras almohadas y cojines será recomendable introducir dos piezas a la vez con la intención de que el tambor de la lavadora se mantuviese balanceado. Incluso si no cupiesen, podremos apretarlas para sacarles todo el aire antes de poner la lavadora
4. Poner menos detergente: Es recomendable utilizar menos detergente del que usaríamos habitualmente, y que este fuese líquido en lugar de en polvo, para así evitar las acumulaciones o residuos. Al ser más voluminosos, los cojines y las almohadas requerirán de menos jabón para que se enjuagasen más fácilmente.
5. Programar la lavadora: Es recomendable utilizar un ciclo suave para ropa delicada con agua caliente, eliminando de raíz los ácaros del polvo que aniden en el interior de la almohada. No obstante, debemos tener en cuenta que el agua caliente podría dañar las plumas, por lo que lo ideal será emplear agua tibia. Un truco muy interesante sería introducir dos pelotas de lana o de tenis en el tambor (si están sucias deberemos meterlas en un calcetín y hacer un nudo), con la intención de que durante el lavado éstas golpeasen a las almohadas y cojines y no quedasen demasiado lacios.
6. Enjuague: Un ciclo extra de enjuague y centrifugado ayudará a eliminar los restos de jabón y a reducir la humedad de nuestras prendas, en este caso, de las almohadas y los cojines.
7. Secado: Una vez lavados los cojines y las almohadas será importantísimo exprimirlas sobre una toalla. Posteriormente podremos introducirlos en la secadora, con un ciclo suave a baja temperatura, consiguiendo que se secasen más rápido. No obstante, y a fin de que las plumas no se viesen dañadas, lo ideal será utilizar un ciclo en frío, que aunque tardase más en secase mantendría el estado óptimo de nuestros cojines y almohadas.
8. Cobertura: Una vez secas, será necesario cubrir nuevamente nuestras almohadas y cojines con una funda limpia. Si las cubriésemos húmedas podría originarse la putrefacción de las plumas.
9. Blancura: Si tras el lavado aún perdurase alguna mancha amarillenta en nuestra almohada, podríamos probar a usar lejía o vinagre para aportar un efecto blanqueante a la misma.
Aquí te contamos todo lo que debes saber sobre el peso de tu colchón, ¡entérate!