Algunas de las tareas más duras cuando iniciamos un viaje a un país lejos de casa son: buscar vuelos económicos, planear un itinerario de excursiones y actividades, organizar una lista de restaurantes o bares a los que ir, y como no, buscar el hotel perfecto para nuestra estancia. Este último punto se ha convertido en uno de los elementos más decisivos a la hora de elegir destinos. No nos vale cualquier cosa, queremos una buena relación calidad precio. Somos muy exigentes y eso está genial.