Aún hay personas que piensan que dormir en un sofá cama es MUY incómodo, al creer que unas terroríficas barras transversales se les van a clavar en los riñones y no les dejarán descansar, que hay que deshacer el salón para poder colocar los seis almohadones de asiento y respaldo, que los colchones no superarán el grosor de 1cm y mucho menos serán capaces de soportar su peso. En fin: ¡que no descansarán bien!.
A estas personas les podríamos preguntar si ellos también creen que los coches se arrancan con una manivela pues obviamente, al igual que los coches, los sofás camas han evolucionado de forma espectacular.
Hoy en día los sofás cama cuentan con somieres articulados completamente planos, ¡sin ninguna barra incordiona! Están equipados con colchones de látex de hasta dos metros de largo y 15cms de grosor. No hay que quitar almohadón alguno para abrirlos y puedes incluso dejar la cama hecha, con dos sábanas, una manta y las almohadas.
En fin, la leyenda negra que ha acompañado a los sofás-camas durante toda su historia no es más que, como su nombre indica, una leyenda. Y al que aún no lo crea le invitamos a que venga a Sofás Camas Cruces a comprobarlo.